“El continuo”, los "1335 días" y
profecías de tiempo posteriores a 1844

LB 5/1/1998

 

¿Es pertinente colocar en el futuro el cumplimiento de profecías de tiempo, particularmente con respecto a los 1335 días de Daniel 12?
¿Cuál es la importancia de interpretar de una u otra manera el “continuo” de Daniel 8, 11 y 12?

 


Colocar en el futuro el cumplimiento de profecías de tiempo, guarda antagonismo directo con la preciosa luz que Dios nos dio en el mensaje y la historia de 1888.

Posteriormente a la asamblea de Minneapolis, la hermana White se entrevistó en su tienda con uno de los delegados que era amigo personal de la profetisa, el pastor C.A. Washburn. (1) Ellen White le preguntó: ¿Cuál fue, en su opinión, el tema central en las reuniones de Minneapolis? Este contestó: ¡la ley en Gálatas, naturalmente!, a lo que ella replicó: De ninguna manera, mi hermano. Fue la justificación por la fe. El pastor Waggoner puede exponerla mejor de lo que yo misma puedo hacerlo…

En Minneapolis, el enemigo logró en gran medida que la atención de los delegados se dirigiera hacia la interpretación de la ley en Gálatas (el "ayo", o "tutor"), y hacia la polémica respecto a si los Unos o los Alemanes formaban parte de los diez cuernos de Daniel 7. El verdadero mensaje de la justificación por la fe, los encantos incomparables de Cristo, quedó trágicamente velado para muchos, resultando en una pérdida eterna. Hoy, cuando Dios en su gran misericordia vuelve a dirigir nuestra atención hacia Cristo y su justicia, hay peligro de que volvamos a desviar nuestros ojos de Cristo, el único protagonista de los libros de Daniel y Apocalipsis, para entregarnos a un tipo de investigación que se opone a su enseñanza, y contra la que nos ha advertido repetidamente mediante su Espíritu de Profecía. ¿Habríamos de caer otra vez en una trampa similar? Una vez más, resulta imprescindible el conocimiento del mensaje de 1888 y de su historia.

Con cierto desorden, expongo aquí material de Ellen White que quizá no estuviese anteriormente al alcance de algunos, y que creo ayudará a hacerse una idea más objetiva de la postura que tomó sobre un tema que vuelve a resurgir hoy, pero que fue ya en sus días objeto de encendida polémica.

Espero que esos párrafos, algunas veces traducidos, otras simplemente recopilados a partir de libros, revistas y folletos de Ellen White (más algunos comentarios personales), ayuden a reconocer que tenemos abundante evidencia para guardarnos de aventurar profecías de tiempo posteriores a 1844, así como para abstenernos de reavivar viejas controversias suscitadas por intentar dogmatizar respecto a la interpretación del “continuo” de Daniel 8:12-13; 11:31 y 12:11  que es premisa necesaria para la interpretación futurista de dichas profecías.

 

I.      El “continuo”

Carta 226, dirigida al pastor W.W. Prescott, el 1 julio 1908 (2)

Querido hermano: Se me ha instruido que le diga que no debe haber agitación en este tiempo en la Review que tienda a perturbar las mentes. Procuremos trabajar por el bien del alma. Humillémonos como pueblo ante el Señor, y busquémosle en procura de verdadera conversión. Hay una obra por hacer en nuestros corazones y en nuestros hogares que muy pocos comprenden. Hay necesidad de mucha oración, no de largas oraciones, sino oraciones de fe ofrecidas en humildad del alma.

Será una gran equivocación que agite en este tiempo la cuestión relativa al “continuo”, que ha estado ocupando gran parte de su atención últimamente. Se me ha mostrado que el resultado de su [intento por] hacer prominente esa cuestión sería que las mentes de muchos sean dirigidas a una controversia innecesaria, y que la discusión y la confusión se desarrollen en nuestras filas. ¿No puede ver que si se agita esa cuestión ahora, las mentes serán impresionadas desfavorablemente y que muchos que deberían estar buscando fervientemente la gracia de Cristo serían llevados a la controversia? Hay algunos que harán de ese tema algo capital, para apartar las almas de la verdad. Mi hermano, seamos lentos en suscitar cuestiones que serán una fuente de tentación para nuestro pueblo.

No tengo luz especial sobre el punto presentado a discusión, y no veo la necesidad de tal discusión. Sin embargo, se me ha instruido que le diga que ese pequeño asunto sobre el que está concentrando su pensamiento, vendrá a ser una gran montaña a menos que decida dejarlo en paz. Se me ha instruido que el Señor no ha puesto sobre usted la responsabilidad que se atribuye con respecto a ese asunto, y que no es bueno para usted el dedicar tanto tiempo y atención a su consideración. No está empleando sabiamente el tiempo que Dios le da, al dedicarlo de esa manera a tales jotas y tildes, cuando podría estar pronunciando palabras que confirmarían al pueblo de Dios en la fe que sostiene. Dios no ha puesto sobre ninguno de sus pastores la obra de sembrar semillas que producirán confusión e incredulidad.

Usted supone que ha tenido lugar una equivocación en el punto de vista mantenido por algunos con respecto al asunto del santuario. Ha habido diferentes opiniones con respecto al continuo, y continuará habiéndolas. Si al Señor ha parecido bien dejar ese asunto descansando por tantos años sin corregirlo, ¿no será sabio por su parte que se abstenga de presentar sus opiniones acerca de mismo? Le aconsejo que no presente sus ideas ante las iglesias, sino que deje en paz el tema, puesto que en este período de nuestra historia el enemigo se serviría de cualquier ataque que se nos hiciera concerniente a nuestro desacuerdo sobre ese punto, en caso de darle protagonismo, lo que llevaría a una situación peor.

Estudie el salmo 78; es digno de nuestra consideración. Hay una obra solemne ante nosotros, y el pueblo de Dios debiera estar mucho más avanzado de lo que está hoy en la comprensión de las realidades eternas. Lo que hoy necesitamos es pescadores de hombres. Despertemos como pueblo a nuestro deber de explicar las verdades de la Palabra a aquellos que no las conocen. Comience esfuerzos fervientes y sacrificados por aquellos que están pereciendo en sus pecados. Los que siembran las semillas de verdad obtendrán una rica cosecha. Ninguna mente humana puede imaginar la cantidad de bien que el esfuerzo desprovisto de egoísmo puede suponer (12 Manuscript Releases, 223-225).

La postura que el pastor Prescott pretendía corregir era la que interpreta al “continuo” como el paganismo, en favor de la que él creía correcta, esto es, que el “continuo” es el verdadero ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario celestial (el tamid). La primera (continuo = paganismo, o Roma pagana), era la postura mantenida por Uriah Smith en su libro sobre Daniel y Apocalipsis, así como la de William Miller y Stephen N. Haskell. La segunda fue la mantenida por James White (esposo de Ellen White), O.R.L. Crosier, A.G. Daniells, W.W. Prescott, A.T. Jones, y más modernamente por Mervyn Maxwell, Clifford Goldstein y la mayoría de estudiosos de la profecía.

La hermana White no tenía luz específica sobre ese punto. En ningún momento se desprende la idea de que la corrección que el pastor Prescott proponía hacer fuese teológicamente errada, así como tampoco lo contrario: ella carecía de luz específica sobre ese punto. La advertencia de la hermana White se refiere a la inoportunidad de forzar correcciones en aquel momento y situación.

Si ella hubiese sabido que la postura anterior era teológicamente la correcta, y por consiguiente la corrección propuesta por Prescott un error, podría haberse expresado en otros términos bien distintos. Eso se desprende claramente de indicaciones como la que sigue, aparecida en una carta dirigida al pastor Daniells (por entonces presidente de la Asociación General):

El enemigo de toda verdad bien sabe que si es posible mantener ocupadas las mentes en ir a la búsqueda y dar amplia publicidad a imperfecciones en libros que han sido impresos y que han circulado ampliamente, vendría una gran debilidad sobre nuestra obra (Carta 70, 1910, dirigida a Prescott y Daniells; 10 Manuscript Releases, 49).

Ellen White no negó la posibilidad de que algunos de nuestros buenos libros pudiesen precisar de ciertas correcciones en asuntos de importancia menor:

En algunos de nuestros libros importantes que han estado impresos desde hace años, y que han traído a muchos al conocimiento de la verdad, quizá haya asuntos de menor importancia que demandan un cuidadoso estudio y corrección (3)

Muy probablemente Ellen White tenía in mente el libro sobre Daniel y Apocalipsis de Uriah Smith, pero con cierta mesura:

Se me ha instruido de que el Señor no es el autor de la propuesta de hacer muchos cambios en los libros ya publicados (4)

La obra de Satanás fue desviar sus mentes [de Prescott y Daniells] para que se trajeran jotas y tildes que el Señor no les inspiró a traer. No eran esenciales… Suponen que estarían haciendo una gran obra al corregir pequeñas cosas en los libros escritos. Pero se me encarga decir: el silencio es elocuencia (5)

Era evidente la inoportunidad de entregarse a tal discusión sobre la correcta interpretación del “continuo”. ¿Será hoy menos inoportuno?

La reprensión de Ellen White a quienes intentaban promover la nueva posición podría hacer creer a quienes sólo conocen esas declaraciones, que ella se inclinaba por la otra posición (por la “vieja”), pero analizando el contexto es evidente lo infundado de tal deducción. El Manuscrito presentado a continuación expone similares reprensiones, dirigidas esta vez a quienes intentaban promover la “vieja” posición (continuo = Roma pagana):

 

Manuscrito 11, 1910, parcialmente reproducido en 1 Mensajes selectos, 193-196 (2 NL — Notebook Leaflets from the Elmshaven Library vol. 2, 1985)

Tengo palabras que presentar a mis hermanos de los cuatro puntos cardinales. Pido que mis escritos no sean usados para definir cuestiones sobre las cuales ahora hay mucha controversia. Ruego a los pastores Haskell, Loughborough y Smith (6) y a otros de nuestros hermanos dirigentes que no hagan referencia a mis escritos para sostener sus puntos de vista sobre “el continuo”.

Se me ha indicado que no es un tema importante. Se me ha instruido que nuestros hermanos están cometiendo un error al magnificar la importancia de la diferencia en los puntos de vista que se sostienen. No puedo consentir que ninguno de mis escritos sea tomado para definir este asunto. El verdadero significado de “el continuo” no ha de convertirse en una cuestión probatoria.

Ahora pido que mis hermanos del ministerio no usen mis escritos en sus discusiones en cuanto a esta cuestión [el continuo], pues no he recibido instrucción sobre este punto en discusión y no veo necesidad de esa controversia. En las condiciones actuales, el silencio es elocuencia acerca de este asunto.

Se agrada al enemigo de nuestra obra cuando puede usarse un tema de menor importancia para distraer la mente de nuestros hermanos de las grandes cuestiones que debieran ser el corazón de nuestro mensaje. Puesto que no se trata de una cuestión probatoria, ruego a mis hermanos que no permitan que triunfe el enemigo al tratar el tema como si lo fuera…

En algunos de nuestros libros importantes que han estado impresos desde hace años, y que han traído a muchos al conocimiento de la verdad, quizá haya asuntos de menor importancia que demandan un cuidadoso estudio y corrección…

Que esos hermanos, nuestros colportores y nuestros pastores no magnifiquen esos asuntos de tal forma que resten la influencia de esos buenos libros… Cuanto menos se haga para cambiar innecesariamente nuestras publicaciones, tanto mejor.  

El asunto del continuo “no es un tema de importancia vital”. Así le fue presentado a Ellen White. Cuando se le daba una importancia vital a ese tema, el gran beneficiado era Satanás. En un solo corto fragmento, Ellen White pide hasta tres veces que no se utilicen sus escritos para definir ese asunto. Si ella no autorizó al mismo pastor Smith para que aludiese a sus escritos como evidencia de la supuesta corrección de la postura que él sostenía, ¿nos autorizaría hoy a nosotros a hacer eso mismo?

 

Carta 62, 1910, parcialmente reproducida en 1 Mensajes selectos, 196-198 (2 NL – Notebook Leaflets from the Elmshaven Library vol. 2, 1985)

Queridos compañeros en la obra: Tengo palabras que dirigir a los hermanos Butler, Loughborough, Haskell, Smith, Gilbert, Daniells, Prescott, y a todos los que han sido activos en sostener con argumentos sus puntos de vista en cuanto al significado de "el continuo" de Daniel 8. No debe hacerse de esto una cuestión capital, (7) y ha sido muy desafortunada la agitación que ha resultado de que se la tratara como tal. Como resultado ha habido confusión y la mente de algunos de nuestros hermanos ha sido apartada de la cuidadosa consideración que se debiera haber dado a la obra que el Señor ha ordenado que debiera hacerse en este tiempo en nuestras ciudades. Esto ha sido halagador para el gran enemigo de nuestra obra…

La luz que se me ha dado es que no debiera hacerse nada para aumentar la agitación en cuanto a esta cuestión. No se presente en nuestros discursos como un asunto de gran importancia ni se la trate como tal…

Este no es un tiempo para hacer resaltar puntos de diferencia que no son importantes…

El tema de “el continuo” no debiera producir los movimientos que ha creado. Como resultado de la forma en que ha sido tratado este tema por hombres de puntos de vista opuestos en esta cuestión, ha surgido controversia y ha habido confusión… Mientras exista la actual diferencia de opiniones acerca de este tema, no se lo haga prominente. Cese toda contención. En un tiempo como este, el silencio es elocuencia.

El deber de los siervos de Dios es predicar la Palabra en las ciudades…"

Obsérvese que la corrección va dirigida igualmente a quienes defendían la postura tomada por Uriah Smith.

El resultado de “hacer resaltar puntos de diferencia que no son importantes” (el tema del continuo), era un estado de confusión contrario a los planes de Dios, que no podía ayudar a “predicar la palabra en las ciudades” y que era favorable al gran enemigo de nuestra obra.

Como un ejemplo más que ilustra por qué no podemos tomar fragmentos en los que Ellen White reprende a Daniells o a Prescott, para intentar demostrar que ella estaba pretendiendo defender la postura teológica de Smith o de Haskell, veamos un fragmento de la Carta 250, que la hermana White dirigió en 1908 al pastor Haskell. (8) Este, creyéndose apoyado por una declaración de la hermana White en Primeros Escritos, había intentado distribuir una copia del famoso diagrama profético de 1843, al que añadió ciertas notas sobre el "continuo" que apoyaban la "vieja posición" por él defendida. ¿Cuál fue la respuesta de Ellen White?:

"Se me ha prevenido en relación con la necesidad de mantener un frente unido. Ese es un asunto importante para nosotros en este tiempo. Como individuos necesitamos actuar con la mayor precaución.

Escribí al pastor Prescott, diciéndole que debe ser extremadamente cuidadoso y no introducir temas en la Review que pareciesen señalar defectos en nuestra experiencia pasada. Le dije que ese tema en el que él cree que se cometió un error no es una cuestión vital, y que si se le diese ahora prominencia, nuestros enemigos sacarían ventaja de ello, y harían una montaña de un grano de arena.

A usted le digo igualmente que ese tema no debe ser agitado en este tiempo. Ahora, hermano mío, es mi sentir que en esta crisis en nuestra experiencia, ese diagrama (9) que usted ha vuelto a publicar, no debiera circular. Ha cometido un error en ese asunto. Satanás está determinadamente en acción para suscitar temas que crearán confusión… Pastor Haskell, soy incapaz de definir claramente los puntos cuestionados. No agitemos un tema que producirá la impresión de que como pueblo sostenemos opiniones encontradas".

 

II. Los 1335 días en la literatura de Ellen White

 Carta 28, 1850. Dirigida “a la iglesia en la casa del hermano Hasting”

Hace una semana, el sábado pasado, tuvimos una reunión muy interesante. El hermano Hewit, de Dead River, estaba allí. Vino con un mensaje al efecto de que la [doctrina de la] destrucción de los malvados y el sueño de los muertos eran una abominación en una puerta cerrada, que había introducido una mujer, una profetisa —Jezabel—, y él creía que yo era esa mujer. Le hablamos acerca de algunos de sus errores en el pasado, que los 1335 días habían terminado, y numerosos errores suyos. Sirvió de bien poco. Sus tinieblas se hicieron sentir en la reunión… (10)

Se ha intentado argumentar que esa oscura declaración, única que cita los 1335 días en toda la literatura conocida de Ellen White, demuestra que el cumplimiento de esa profecía pertenece al futuro.

Pero hay varios problemas, el principal, que no conocemos al hermano Hewit, no sabemos cuáles eran “sus errores en el pasado”, ni en qué momento los presentó.

Para comenzar, según el escrito se puede perfectamente entender que la frase, “que los 1335 días habían terminado” es una afirmación de Ellen White, no una descripción de uno de los errores del hermano Hewit, sino la constatación de un hecho cierto, a fin de demostrar la postura errónea de él con respecto al hecho de haberse cumplido esa profecía. Imaginemos que uno de sus errores en el pasado hubiese consistido en anunciar un determinado acontecimiento al final de los 1335 días. Evidentemente, su profecía no se cumplió. Recuérdese que la carta está escrita sólo siete años después de 1843, fecha en la que Uriah Smith sitúa el cumplimiento de los 1335 días. La frase, entonces, podría perfectamente entenderse así: “Le hablamos acerca de sus errores en el pasado, <le recordamos> que los 1335 días habían terminado <sin que ocurriera el acontecimiento por él anunciado>, y <otros> numerosos errores suyos”.

No hay nada que nos haga pensar que ese haya de ser precisamente el caso, pero es una ilustración de lo engañosa que puede ser la interpretación de declaraciones cuyo contexto ignoramos, y en las que fácilmente podemos proyectar nuestra idea preconcebida hasta el punto en que llegue a parecernos que esa es la única posible conclusión.

Ahora, suponiendo que la frase “que los 1335 días habían terminado” se debiera interpretar como una descripción de uno de los errores del hermano Hewit, sucede que desconocemos cuándo presentó ese punto de vista erróneo. Solamente sabemos que fue “en el pasado”. Veamos lo que sucede si ese “pasado” hubiese consistido en, digamos, unos ocho años o más (recordemos que la carta va fechada en 1850): nos encontramos en el año 1842. En ese año, o en cualquier otro momento anterior, el hermano Hewit predica el error de que los 1335 días habían terminado. Según los cómputos proféticos expuestos por Uriah Smith, los 1335 días no se habían cumplido todavía (su libro sitúa el cumplimiento en 1843). En tal caso, decir “que los 1335 días habían terminado” habría sido efectivamente un error para los tempranos adventistas, pero eso para nada sitúa el cumplimiento de ellos en nuestros días, o en el futuro, sino simplemente un año más tarde de cuando el hermano Hewit pretendió.

Por descontado, tampoco tenemos evidencias de que esa haya de ser la forma correcta de entender la declaración, pero ilustra la imposibilidad de pretender apoyarse en ella para demostrar una cosa o la contraria, en relación con los 1335 días. Es muy evidente que dilucidar tal cuestión no era el propósito de Ellen White en su carta.

 

III. Interpretaciones proféticas basadas en el tiempo, con posterioridad al año 1844: ¿un terreno seguro?

1 Mensajes selectos, 220-221

Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo definido, ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo…

El señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y que no debe depender del tiempo, pues este no será nunca más una prueba. Vi que algunos estaban siendo objeto de una falsa excitación provocada por predicar fechas, que el mensaje del tercer ángel puede permanecer sobre su propio fundamento y que no necesita de fechas para fortalecerse…

Jesús ha dicho a sus discípulos que velen, pero no fijándose en una fecha definida (original sin cursivas).

 

2 Mensajes selectos, 123

“Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más” (Apoc 10:5-6). Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos (original sin cursivas).

 

7 Comentario Bíblico Adventista (comentarios de Ellen White), 982

Esto se representa por medio del ángel que estaba parado con un pie en el mar, proclamando con un solemne juramento que el tiempo no sería más.      
Este tiempo, el que el ángel declara con un solemne juramento, no es el fin de la historia del mundo ni del tiempo de gracia, sino del tiempo profético que precederá al advenimiento de nuestro Señor; es decir, la gente
[el pueblo] no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este lapso, que ahora abarca desde 1842 a 1844, no puede haber ningún cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de 1844 (original sin cursivas).

 

2 Mensajes selectos, 96

Siempre habrá en la iglesia movimientos espurios y fanáticos realizados por personas que pretenden ser guiadas por Dios, por aquellos que correrán antes de ser enviados, y que establecerán fechas para el cumplimiento de profecías que aún no se han realizado. El enemigo se regocija con este proceder, porque sus repetidos fracasos y su desviación de la atención hacia puntos falsos provoca confusión e incredulidad (11) (original sin cursivas).

Pocas cosas podrían alegrar más a nuestro enemigo, que poder presentarnos ante el mundo como los “Adventistas del Séptimo Chasco”.

 

 

2 Mensajes selectos, 117-119

Hay que estudiar diligentemente las profecías de Daniel y Juan…     
Algunos tomarán la verdad que se aplica a su tiempo y la colocarán en el futuro. Acontecimientos de la secuencia profética que se han cumplido en el pasado son colocados en el futuro, y así es como, a causa de estas teorías, se debilita la fe de algunas personas…
El peso de la advertencia que el pueblo de Dios debe recibir ahora, cerca y lejos, es el mensaje del tercer ángel
(12) (original sin cursivas).

El artículo ocupa tres páginas en el libro, y vale la pena leerlo in extenso.

 

Testimonios para los ministros, 55

Desconfíen nuestros hermanos y hermanas de cualquiera que quisiera fijar una fecha en que el Señor ha de cumplir su palabra con respecto a su venida, o con respecto a cualquier otra promesa de significado especial que haya hecho. “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”. Pueden los falsos maestros parecer muy celosos por la obra de Dios, y gastar recursos en presentar sus teorías al mundo y a la iglesia; pero como mezclan el error con la verdad, su mensaje es engañoso, y extraviará las almas por senderos falsos. Es necesario hacerles frente y oponérseles, no porque sean hombres malos, sino porque enseñan errores y procuran poner sobre la mentira el sello de la verdad

 

Testimonios para los ministros, 60-61

Estamos cerca del fin, pero si usted o algún otro hombre es seducido por el enemigo e inducido a fijar la fecha de la venida de Cristo, estará haciendo la misma obra mala que ha producido la ruina de las almas de aquellos que la hicieron en lo pasado…          
Cualquiera que empiece a proclamar un mensaje para anunciar la hora, el día o el año de la aparición de Cristo, ha tomado sobre sí un yugo y está proclamando un mensaje que el Señor nunca le ha dado
 (original sin cursivas).

 

IV. Cómo comenzó el problema (13)

La cuestión del significado del “continuo” (Daniel 8, 11 y 12) no era nada nuevo en la historia adventista. William Miller enseñó que se refería al paganismo, pero ese punto de vista era cuestionado incluso antes del chasco. El clásico diagrama profético diseñado por Fitch, (14) y que empleaban los predicadores adventistas, (15) incluía los 1290 y a los 1335 años, pero omitía toda referencia al significado del continuo.

En 1847, O.R.L. Crosier había expresado la posición de que el continuo se refiere al ministerio sumo-sacerdotal de Cristo en el santuario celestial. Uriah Smith, en 1854, hizo una breve exposición de esa postura (Review and Herald, 28 marzo 1854). Pero Smith, quien en seguida se destacó como autor, en su libro Thoughts on the Book of Daniel (edición de 1873, 163, edición 1944, 164-165), volvió de nuevo a la posición de William Miller. La posición de Smith vino a ser la aceptada hasta el cambio de siglo, conociéndose como la “vieja posición”. La posición de Prescott era similar a la de Crosier, a pesar de lo cual se la conoció con dudosa propiedad (16) como la “nueva posición”.

Ellen White no mencionó el continuo en El Conflicto de los siglos, su volumen dedicado a la profecía. Su única alusión al término se encuentra en Primeros Escritos, 74-75, donde se refiere a una visión tenida el 23 de setiembre de 1850 (6 The Later Elmshaven Years, 247, Arthur L. White).

Haskell fue uno de los defensores de la “vieja posición”, la misma que sostuvo Uriah Smith en su libro. Le parecía que en el único lugar en el que Ellen White se refirió al “continuo” (en Primeros Escritos), había un apoyo a la posición que él sostenía.

Esta es la cita:

 

Primeros Escritos, 74-75

Entonces vi en relación con el “continuo” (Dan 8:12) que la palabra “sacrificio” había sido provista por la sabiduría humana, y no pertenece al texto, y que el Señor dio el sentido correcto a los que proclamaron que había llegado la hora del juicio. Mientras existió la unión, antes de 1844, casi todos aceptaban la opinión correcta acerca del “continuo”; pero en la confusión reinante desde 1844 se han aceptado otras opiniones, y como consecuencia han entrado tinieblas y confusión.

Hoy los hay que pretenden algo similar a lo que Haskell pretendió, pero no podemos dejar de reconocer ciertos hechos:

Tras el chasco de 1844, Hiram Edson, O. R. L. Crosier y F. B. Hahn, presentaron en el Day Star Extra del 7 de febrero de 1846 (páginas 3 y 8) sus conclusiones a propósito de la purificación del santuario. Allí se expresa el punto de vista que interpreta el continuo de Daniel 8:13 como el ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario celestial (es decir, la que se conocería más tarde como la “nueva” posición). (17) Si de la declaración de Ellen White en las páginas 74 y 75 de Primeros Escritos se pudiese concluir que la “vieja” posición es la correcta, entonces también se podría concluir, a partir de las páginas XVIII y XIX del mismo libro, que la posición correcta es la "nueva", ya que la hermana White la recomendó en términos categóricos:


El Señor me mostró en visión, hace más de un año, que el Hno. Crosier tiene la luz verdadera acerca de la purificación del santuario, etc., y que su voluntad [de Dios] es que el Hno. Crosier escriba en detalle la opinión que nos dio en el número especial del Day-Star del 7 de febrero, 1846. Me siento plenamente autorizada por el Señor para recomendar ese número especial a todos los santos (
18)

Hay dos hechos básicos que debemos recordar:

1.     Ellen White manifestó claramente no tener luz especial sobre el significado del continuo.       

2.     Ellen White prohibió repetida y categóricamente recurrir a sus escritos como argumento para defender una u otra postura sobre el particular.

 

Como siempre, el contexto es determinante

Tras dedicar horas al estudio del tema, esta fue la opinión de W.C. White:

Es evidente que la visión del 23 de setiembre de 1850, tal como aparece publicada en Primeros Escritos, 74-76, bajo el título ‘El tiempo de reunión’, fue dada para corregir el error prevaleciente sobre el cómputo de tiempo, así como para corregir las doctrinas fanáticas que se estaban enseñando respecto al retorno de los judíos a Jerusalem (19)

En cierto momento, un poco más adelante en esa discusión, el mismo pastor A.G. Daniells, junto con W.C. White y C.C. Crisler, deseosos de saber lo que había querido expresar en su declaración de Primeros Escritos, fueron a ella llevándole el libro, así como el diagrama profético de 1843. Daniells se sentó al lado de la hermana White y le hizo muchas preguntas. Así relata él mismo la entrevista, como también confirma W.C. White:

 

Ellen White se explica

Para empezar, leí a la hermana White la declaración de Primeros Escritos antes mencionada. Luego le expuse el diagrama profético que emplearon nuestros pastores para presentar las profecías de Daniel y Apocalipsis. Llamé su atención al esquema del santuario y también al período de los 2.300 años, tal como lo reflejaba el diagrama.

Entonces le pregunté si podía recordar qué fue lo que se le mostró [en la visión] concerniente a ese tema.

Por lo que recuerdo de su respuesta, comenzó explicando cómo algunos de los que habían liderado el movimiento de 1844 se habían esforzado por encontrar nuevas fechas para la terminación del período de los 2.300 años. Dicho esfuerzo consistía en fijar nuevas fechas para la venida del Señor. Eso causó confusión entre los que estuvieron en el movimiento adventista.

En esa confusión, el Señor le reveló –dijo– que la posición que había sido mantenida y presentada con respecto a las fechas era correcta, y que no habría otra fecha ni ningún otro mensaje de tiempo.

Entonces le pregunté qué le había sido revelado a propósito del resto del “continuo” —el príncipe de la fortaleza, el ejército, el ser quitado el continuo y el ser echado por tierra el santuario.

Respondió que esas cosas no se le habían mostrado en visión, aunque sí se le había mostrado lo concerniente al tiempo. No querría dar explicación alguna sobre esos puntos de la profecía.

La entrevista causó una honda impresión en mi mente. Hablaba decididamente, sin dudar, con claridad, y lo hizo in extenso sobre el período de los 2.300 años. Pero con respecto a la otra parte de la profecía, guardó silencio.

La única conclusión a la que pude llegar tras su explicación del tiempo, y su silencio en lo referente a quitar el “continuo” y echar por tierra el santuario, fue que la visión que se le dio concernía al tiempo, y que no recibió explicación en cuanto a las otras partes de la profecía (20) (original sin cursivas).

Lo anterior indica que a partir de esa cita no es posible deducir que la hermana White estuviese intentando sustentar una postura o la opuesta, con respecto al significado del “continuo”. El problema en discusión concernía al tiempo, no a la identificación del continuo. (21)

En correspondencia, lo que sigue al citado párrafo de la página 75 de Primeros Escritos concuerda perfectamente con el informe del pastor A.G. Daniells, además de contener declaraciones muy significativas:

La cuestión de las fechas no ha sido una prueba desde 1844, y nunca volverá a ser una prueba.         
El Señor me ha mostrado que el mensaje del tercer ángel
(22) debe progresar y ser proclamado a los hijos dispersos de Dios, pero no debe depender de una fecha. Vi que algunos están creando una excitación falsa al predicar fijando fechas; pero el mensaje del tercer ángel es más poderoso de lo que puede serlo una fecha. Vi que este mensaje puede subsistir sobre su propio fundamento y no necesita ser reforzado con fechas (original sin cursivas).

 

V.   Comentarios finales

Hay en esas frases una amante invitación a apartar nuestros cansados ojos del calendario, y hallar reposo dirigiéndolos hacia el Calvario. El cielo está ansioso, no por ver avanzar las manetas de un supuesto reloj celestial, tampoco por ver más terremotos, guerras, hambres, enfermedad ni degradación. Tampoco está contando Papas o cómputos pseudo-proféticos futuristas. Está ansioso por ver a su Esposa preparada, vestida de lino blanco. Estar preparada significa apreciar al Esposo por lo que él es, no por los beneficios que le ha de reportar a su venida.

Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos (23)

Si aceptamos de corazón el “preciosísimo mensaje” que el Señor nos envió a través de los pastores Jones y Waggoner, nuestra fe estará a salvo de muchos peligros. Tras haber recibido, como es nuestro privilegio, el amor de Cristo, ¿añadiría algo a nuestra experiencia cristiana el conocimiento de fechas de determinados sucesos, antes del fin del tiempo de gracia?, ¿nos llevaría a amar y agradecer más profundamente lo que Cristo hizo ya (y hace) por nosotros?, ¿lo amaremos más y nos prepararemos mejor para recibirlo si viene pronto a buscarnos, o en un plazo que seamos capaces de calcular?, ¿o bien lo amaremos más si lo conocemos mejor?

Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado (Juan 17:3).

En el ambiente causado por la incursión del calvinismo en nuestra esperanza de la segunda venida del Señor, muchos se encuentran sin defensa contra doctrinas de ese tipo. Si Dios no ha hecho depender la venida de Cristo de la preparación de su iglesia en la tierra, sino que su venida espera simplemente la llegada de la fecha inalterable y prefijada, ¿por qué no intentar averiguarla?

Si, por el contrario, aceptamos la enseñanza bíblica (y apoyada por el Espíritu de Profecía) de que Dios ha determinado que la venida de Cristo dependa de que su pueblo esté preparado, no nos dedicaremos a buscar supuestas fechas para su retorno, sino que estaremos ocupados en vivir y difundir el evangelio para apresurar dicho retorno.

Cuando lo permite el fruto, enseguida envía la hoz, pues ha llegado la recolección (Mar 4:29; F. Lacueva, N.T. Interlineal).

Esperando y acelerando la venida del día de Dios (2 Ped 3:12; RV 90).

Esperad la llegada del día de Dios y haced lo posible por apresurarla (2 Ped 3:12; DHH).

Aguardando y apresurando la venida del [de Dios] día (2 Ped 3:12; F. Lacueva, N.T. Interlineal).

Todo cristiano tiene la oportunidad no sólo de esperar, sino de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo (Palabras de vida del gran Maestro, 47).

El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si Uno murió por todos… (2 Cor 5:14).

Hace unos dos mil años, el pueblo de Dios estaba tan apegado a las leyes de su Dios, que cuando vino Cristo, los suyos prefirieron a Moisés. No reconocieron a Dios en Cristo.

Hace unos ciento diez años, estábamos tan apegados a la Ley, que al venir Cristo en el comienzo del derramamiento del Espíritu Santo, no le reconocimos en el mensaje ni en los mensajeros. Preferimos la ley, antes que al Autor de la ley.

¿Será posible que el Señor esté intentando, en su misericordia, venir nuevamente a nosotros, y no lo reconozcamos en su mensaje, porque estamos entregados a la elucubración profética sobre su venida y lo que la rodea? ¿Será posible que los deslumbrantes cálculos sobre el tiempo de su venida desvíen nuestra atención de Aquel que viene, hasta el punto de que no lo reconozcamos en el silbo apacible, en el derramamiento de su Espíritu?

Poco antes de la ascensión de Jesús, sus discípulos le preguntaron:

¿Restituirás el reino de Israel en este tiempo? (Hechos 1:6).

En los pocos minutos de que disponía para pasar con ellos en la tierra, desvió su atención de la fijación de fechas hacia una promesa que evidentemente era para él muchísimo más importante:

No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad; mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y me seréis testigos... (vers. 7-8).

El pueblo tiene ahora un mensaje especial para predicar al mundo: el mensaje del tercer ángel (1 Mensajes Selectos, 117)

Es el mensaje del tercer ángel, que ha de ser proclamado en alta voz y acompañado por el abundante derramamiento de su Espíritu (Testimonios para los ministros, 92).

Ese era el plan del Señor para nosotros en la era de 1888, y sigue siendo su plan para nosotros hoy.

 

***

Notas:

1.     Sobrino del pastor Butler, y delegado por Iowa.

2.     12 Manuscript Releases, 223-224. Prescott fue editor de The Review and Herald desde 1903 hasta 1909.

3.     1 Mensajes selectos, 193-196.

4.     Manuscrito 11, 1910; 10 Manuscript Releases, 50.

5.     20 Manuscript Releases, 17.

6.     Los tres nombres, omitidos en Mensajes selectos, se citan en 6 The Latter Elmshaven Years, 257 (Arthur White).

7.     Original: test question, significa algo así como cuestión probatoria o piedra de toque.

8.     Citda en 6 The Later Elmshaven Years, 250.

9.     El famoso diagrama profético de 1843 (el diagrama de Fitch, más los añadidos de Haskell sobre el continuo, según la “vieja” interpretación).

10.  6 Manuscript Releases, 251 (también en 5 MR, 203, y 16 MR, 208).

11.  Carta 28, 1897.

12.  Manuscrito 31, 1896.

13.  Para mayor información, ver 4 Comentario Bíblico Adventista, 63-69.

14.  Ver biografía en https://www.aplib.org/

15.  También conocido como “diagrama de 1843”.

16.  Había sido la postura dominante entre los protestantes desde antes del movimiento adventista.

17.  Ver, por ejemplo, el fragmento reproducido en 4 Comentario Bíblico Adventista, 67.

18.  Primeros Escritos, xviii y xix.

19.  Carta a Edson, 1 junio 1910.

20.  DF 201b, declaración de A.G. Daniells, 25 septiembre 1931. Citada en 6 The Later Elmshaven Years, 256-257.

21.  Hoy nos enfrentamos a un problema similar: la interpretación preterista sugiere que fue Antíoco Epífanes IV el representado por el “cuerno pequeño”, puesto que este suprimió el sacrificio diario o continuo del santuario judío. Por eso es importante reconocer que “sacrificio” es una palabra añadida, que no figura en el original. El que verdaderamente está representado en la profecía por el cuerno pequeño, no solamente echó por tierra el sacrificio diario, sino todo el ministerio diario (el correspondiente al primer departamento del santuario).

22.  “Varios me han escrito preguntándome si el mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y he contestado: ‘Es el mensaje del tercer ángel en verdad’” (1 Mensajes selectos, 437).

23.  Palabras de vida del gran Maestro, 47.

 


 

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