Querido amigo y amiga:

¿Podría suceder que para el gran universo de Dios fueses persona tan importante como lo fue Job? Quizá su experiencia te haga estremecer, y te sientas tentado a retroceder ante prueba tan extrema. Pero sea como fuere, permanece la palabra: "todos los que quieran vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución" (2 Tim. 3:12). Quizá te haya sido ya asignada una testificación de importancia tan capital como la de Job. Él, como hizo Jesús, eligió ser fiel. Ambos se aferraron firmemente a la fe, en situaciones aparentemente desesperadas. Y fue maravilloso. Ambos dieron honra a Dios. Pero en la gran controversia entre Cristo y Satanás, hay algo que tiene que ocurrir antes del fin. Tiene que haber un "pueblo", una unidad corporativa de "santos" que demuestren ante el mundo y ante el universo que "guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apoc. 14:12). El mismo capítulo los identifica como el grupo de los "144.000" que sigue al Cordero "por donde quiera que fuere" (vers. 1 al 5).

Constituyen un grupo singular, con una experiencia particular y exclusiva en razón de su fe madura (están "sellados"), capaz de resistir en el momento álgido del gran drama universal. En concordancia con eso, a la vista de Juan, "cantaban como un cántico nuevo delante del trono... y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos 144.000" (vers. 3). Eso significa que tienen una nueva experiencia, porque en la Biblia ningún cántico se entona con descuido y frivolidad. Es la expresión más sentida de su propia experiencia. Y si tienen una nueva experiencia, deben tener una nueva y más profunda comprensión de lo que costó "al Cordero" su salvación. Se han identificado con él en su experiencia de una forma más estrecha y próxima que cualquier otra generación precedente en toda la historia del pueblo de Dios. Su "esposa", por fin, "se ha preparado" (Apoc. 19:7).

Sus componentes no proceden de una sola cultura o lugar en el mundo. Se dice expresamente que provienen "de toda nación, tribu, pueblo y lengua". Cada uno de ellos demostrará que la gracia de Dios fue suficiente para que los que fueron pecaminosos como el que más, venzan "como Cristo venció", permitiendo que la multiforme sabiduría de Dios sea así notificada por medio de la iglesia a los principados y potestades de los cielos.

Nada nos hace pensar que el número de los 144.000 sea una cifra literal, pero permite que te lo diga así: si sólo vencieran 143.999, la profecía no se habría cumplido. El que falta es tremendamente importante. Ese eres tú.

R.J.W.