Querido amigo y amiga:

Hay quien ha sufrido tanto dolor, tantos desengaños, quien ha sido tantas veces maltratado, quien ha elevado tantas oraciones aparentemente sin respuesta, que se siente tentado a pensar que Dios lo ha abandonado.

Los que nunca sufrieron así no pueden darles ánimo y consuelo. Ni siquiera un ángel parece capaz de hacerlo. ¡Qué sabe él de nuestro dolor! Pero ¿lo sabe Dios, el Creador? ¿Conoce él el sufrimiento de sus criaturas?

(1) Alguien que supo lo que es ser severamente tentado, dio este consejo a quien sufría bajo el dolor más severo: "No procure pensar; descanse en el amor de Dios". El propio Job dio gloria a Dios, cuando era probado al extremo en la ruina de su familia y de su salud. Su propia esposa le sugirió: "¡Maldice a Dios y muérete!" El grande e incomprensible dolor de Job no le impidió encomendar su alma a Dios como a fiel Creador, y mostrar aún en las peores condiciones su confianza en el Señor (Job 19:25 y 26; 13:15).

(2) Dios ha prometido que jamás permitirá que exista un dolor tal como para evitar nuestra posibilidad de elegir creer en su amor. En la cruz, su Hijo conoció la plenitud de lo que significa sentirse "abandonado" por Dios. "Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado?" -clamó. Cristo recorrió ese valle de sombra y de muerte para hacer innecesario que ningún ser humano tenga que conocer la plenitud de esas tinieblas. Por oscura que sea tu noche, Dios nunca permitirá que se apague la luz de Cristo en tu corazón, si decides aferrarte a ella.

(3) En 1 Corintios 10:13 leemos: "No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla". Significa que él nunca permitirá que el dolor o el sufrimiento hagan imposible que creas en su amor.

(4) El Padre no hizo a su Hijo exento de sentir nuestro dolor. El Padre ciertamente sufrió con el Hijo. Ambos eran "uno". Y el Hijo "fue tentado en todo según nuestra semejanza" (Heb. 4:15). En la cruz, se debatió de la forma que muestra el salmo 22, y decidió que aunque absolutamente todo a su alrededor le decía que su Padre lo había abandonado, él no abandonaría la fe en su Padre.

(5) Antes de orar por la liberación del dolor, ora por "participar en sus padecimientos" (Fil. 3:10). Cuando peor es tu sufrimiento es cuando más directo es el camino a su cruz, y allí puedes sentir la cercanía de su presencia. Es tu privilegio decir con Job: "Él conoce mi camino. Si me prueba, saldré como el oro" (23:10).

R.J.W.-L.B.