Querido amigo y amiga:

Acaba de terminar el encuentro de la gran asamblea quinquenal formada por representantes de una comunidad de fe extendida por todo el mundo, siendo su membresía de unos 13 millones. Con toda probabilidad se trata de la última iglesia verdaderamente "protestante" en existencia, al menos de entre las organizadas y con presencia en todo el mundo.

Es "protestante", puesto que protesta contra la sustitución que hizo Roma, instituyendo la adoración dominical en lugar del sábado –o séptimo día-, tal como enseña la Biblia (Mat. 5:17 y 18). Esta iglesia mantiene la convicción de que cualquier cristiano que esté dispuesto a aceptar el día de reposo y adoración dominical, en sustitución de la adoración sabática bíblica, se está inclinando y sometiendo a Roma.

Es "protestante" también, por cuanto rechaza la doctrina popular de la inmortalidad natural del alma, sin base en la Biblia. Reconoce el origen de tal doctrina en el paganismo, del que la Roma espiritual recibió su herencia, abriendo la puerta al espiritismo. En contraste, esta iglesia aprecia la inmortalidad como el don de Cristo, el único que posee la vida en sí mismo (1 Tim. 6:15 y 16). La da a todos de forma temporal –vida presente-, incondicionalmente, como un fruto de su sacrificio; y por siempre –vida eterna- a quienes lo acepten por la fe como Salvador y Señor (2 Tim. 1:10).

¿Cuenta esa iglesia con el encomio del Señor Jesús? Él afirma: "Reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete" (Apoc. 3:19). Ese severo reproche procede de los labios del Testigo fiel y verdadero, y va dirigido a la última de las siete iglesias con las que Apocalipsis describe la historia mundial (capítulos 2 y 3: se trata de la séptima y última, dado que no existe una octava). El reproche tiene por diana principal el cuerpo ministerial de la iglesia, el "ángel de la iglesia en Laodicea" (3:14), cuya evaluación de sí mismo es inusitadamente optimista, y contrasta con la que hace el Señor (vers. 17). De acuerdo con el lenguaje original del texto, esa iglesia, de entre todas las de la historia, es la desventurada, la miserable, la pobre, la ciega y la desnuda. Así pues, no hay mucho de qué enorgullecerse. Pero "Israel y Judá no han enviudado de su Dios" (Jer. 51:5 y 6). Una vez más, el mensaje es: "Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado" (Mat. 3:2 –Juan Bautista-, 4:17 –Jesús-). Si es que hemos de enseñar a alguien a arrepentirse, antes hemos de ser celosos en nuestro propio arrepentimiento.

R.J.W.-L.B.