Querido amigo y amiga:

Siete veces encontramos en el sobrecogedor libro de Apocalipsis la inquietante expresión: "al que venza...". Da la idea de combate, de lucha cuerpo a cuerpo como la que sostuvo Jacob con el Ángel (Gén. 32:24 y 25). Algo así como nadar contra la corriente, como escalar un monte o vencer a un enemigo tenaz.

¿Te preocupa eso de tener que "vencer"? ¿Tienes la fuerza y el tesón para ganar todas las batallas, y finalmente la guerra? Como en el caso de compañías de refugiados arrastrándose penosamente a pie descalzo, que al llegar a cierto punto no pueden encontrar las fuerzas para dar el próximo paso y caen exhaustos, la tentación a ceder y retirarse de la lucha por la victoria hace que muchos abandonen la "carrera" cristiana. Nada puede ya evitar que caigan en sus antiguos hábitos de alcoholismo, drogadicción, pornografía, mundanalidad, o... lo que sea. La APATÍA es el último de los vicios que se nos invita a "vencer" en las célebres siete luchas de Apocalipsis: "Porque eres tibio... Por tanto te aconsejo... Sé, pues, celoso, y arrepiéntete" (3:14 al 21). La apática tibieza es debilidad espiritual, pérdida de la vibrante esperanza, conformismo. Triste, pero es el gran problema de la verdadera iglesia de Cristo al final del tiempo. La voluntad parece paralizada; se trata de la somnolencia casi irresistible que lleva al sueño en el momento más crítico, comparable a la situación en el Getsemaní, cuando el Maestro dice: "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mat. 26:41).

¿Intentaste mantenerte despierto alguna vez, cuando cada célula de tu cuerpo clamaba por dormir? Pues bien, ¡hemos llegado a ese preciso momento en la historia del mundo! El sueño espiritual fue el problema de "Cristiano" al disponerse a atravesar la "tierra encantada". A los lados del camino que conduce a la vida eterna escuchó el ronquido de varios "peregrinos" en estado estuporoso, como habiendo sufrido el ataque del gas nervioso. Tuvo que emplearse a fondo a fin de poder librarse del encantamiento del diablo. Pero el Peregrino de J. Bunyan venció, y así podemos hacer tú y yo. Los que abandonan la lucha pierden la fuerza y el gozo de la victoria.

¿Cómo vencer? Presta atención nuevamente a la última de las siete grandes promesas hechas "al que venza". "... ASÍ COMO HE VENCIDO", dice Jesús. Sumérgete en la historia de la victoria de Jesús, en cada una de sus batallas. Contempla su lucha en el desierto de la tentación (Mat 4:1 al 11), su ensangrentada lucha en el Getsemaní (Mat. 26:39), su indecible lucha contra el yo mientras pendía de la cruz (Sal. 22). Sea su experiencia el objeto de tu continua atención, y el mundo perderá su atracción.

Sí, la batalla es intensa, pero el secreto de la victoria es sencillo: "Fijos los ojos en Jesús... Considerad, pues a Aquel que sufrió tal hostilidad... para que no os fatiguéis en vuestro ánimo hasta desmayar" (Heb. 12:2 y 3).

R.J.W.-L.B.