Querido amigo y amiga:

Jesús dijo algo que sorprende a muchos hasta el día de hoy: "El que caiga sobre esta Piedra (Él mismo, lo que él significa como Salvador del mundo), será quebrantado; y sobre quien ella caiga, lo desmenuzará" (Mat. 21:44).

Los dirigentes de la nación estaban planeando su asesinato. Caifás, el sumo sacerdote, lo aborrecía; Pilato, el gobernante romano, lo habría librado de buen grado en razón de su inocencia, pero consintió en su muerte; el rey Herodes se prestaba gustoso a ella. ¡La maniobra religioso-político-judicial más vergonzosa de toda la historia! Jesús acababa de recordarles el bien conocido incidente en la construcción del templo de Salomón. Una gran piedra había resultado molesta a los edificadores quienes, no sabiendo qué hacer con ella, la dejaron abandonada a la intemperie. Descubrieron por fin que era nada menos que la "piedra angular", en cuya función encajaba perfectamente. Jesús mismo manifestó ser aquella Piedra angular desechada por los edificadores.

Hasta ahí, está claro el significado. Pero ¿por qué eso de que "el que caiga sobre esta piedra será quebrantado"? En Pedro encontramos una buena ilustración. Arrogante y orgulloso, se sentía seguro de no ceder nunca ante las presiones; pero antes que cantara el gallo había negado tres veces al Señor (te bastará madrugar un poco y afinar el oído, para comprobar cuántas veces cantó ya tu gallo y el mío). Pedro lloró amargamente al darse cuenta de la pecaminosidad de su propio corazón. Su arrepentimiento fue genuino y profundo. 'Cayó sobre la piedra y fue quebrantado'. El amor al "yo" resultó quebrantado. Su corazón fue subyugado. Más de un pintor lo ha representado siempre con una lágrima brotando de sus ojos.

En el otro extremo, piensa en Caifás, Pilato y Herodes. La expectación del juicio final es todo cuanto queda para ellos. Cristo no los "desmenuzará" entonces hasta el polvo. ¡Es su propia historia la que lo hará! Dios no necesitará pronunciar muchas palabras a fin de condenarlos, pues ellos mismos lo harán. No salvarán absolutamente nada para la eternidad.

Un sabio escritor ha empleado ese texto de la "Piedra" para hacer un llamamiento a los miembros de iglesia, a fin de que permitan al Espíritu Santo quebrantar sus orgullosos corazones, y también a instructores en centros de enseñanza cristiana, cuyos orgullosos y egoístas corazones han ocultado de los estudiantes a Jesús. También a ministros y dirigentes de la iglesia que repiten la negación de Pedro.

Se mire como se mire, nadie puede escapar a un hecho: el 'yo' va a resultar humillado ANTES o DESPUÉS. Puede serlo ahora, por nuestra voluntaria decisión de tomar la cruz de Cristo, en la que el 'yo' es crucificado; o bien podemos continuar haciendo del 'yo' el centro de la devoción de nuestro corazón. El primer caso implica lágrimas de arrepentimiento hoy. El segundo significa resultar "desmenuzado" mañana, y desaparecer como el polvo en la tormenta: la insignificancia de la nada para siempre. Herodes, Caifás y Pilato nos dieron una buena lección, a un precio eternamente caro para ellos mismos.

R.J.W.