Contemplar su gloria
Tema nº 5
William Brace
Vichy, 27 al 30 Sep. 2001


El texto introductorio para el tema de hoy lo encontramos en Hebreos 2:14 y 15:

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”

El Señor Jesús ha firmado con su propia sangre la declaración de emancipación de toda la raza humana, desde el principio de la historia. La hermana White lo confirma en el libro El ministerio de curación, p. 59. Allí afirma que Cristo, al igual que Abraham Lincoln, firmó los documentos de emancipación para todos los esclavos, para que dejaran de serlo. Mediante esta firma de Abraham Lincoln, todos los esclavos de los Estados Unidos debían ser considerados libres, es decir, se abolía su condición de esclavos.

En ese viernes en el que Cristo fue clavado en la cruz y murió, firmó con su sangre los documentos legales de emancipación de toda la humanidad. Eso son realmente Buenas Nuevas. Espero que lo sepamos apreciar.

Reflexionemos en cuanto a qué fue lo que Dios dio a Adán y Eva.

Génesis 2:15-17:

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara. Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: ‘De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás’”

Dios puso al hombre en el jardín del Edén, y le dio el consejo y el mandato de que lo cuidara y guardase, y que también apreciara lo que Dios le estaba dando. Le dijo al hombre: 'puedes comer libremente de todo árbol, excepto de un árbol del cual no debes comer, porque si lo haces, con seguridad morirás'.

¿Qué significaban esos árboles de los cuales sí se podía comer libremente? Queridos hermanos, esos árboles representaban la justicia de Cristo. En Isaías 61:3 leemos:

Serán llamados ‘árboles de justicia’, ‘plantío de Jehová’, para gloria suya”

Y en el Salmo 1:2 y 3:

“…sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas…”

Se nos dice que los árboles son representaciones de su justicia, y fue con esa justicia, la de Cristo, con la que rodeó Dios a nuestros primeros padres en Edén. Dios les ordenó que se mantuvieran apartados de un solo árbol. ¿Era eso una prueba difícil? En el libro Patriarcas y Profetas el Espíritu de Profecía nos dice que esa era la prueba más leve que Dios les podía poner, porque incluso en esa pequeña prueba, Dios les quería mostrar las Buenas Nuevas del Evangelio: 'Para el que cree, es fácil salvarse; y difícil perderse'.

Hechos 10:34:

Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas”

¿Creéis que este versículo dice la verdad? ¿Estáis seguros? Pedro le dijo eso a Cornelio, pero lo que él dijo ¿nos sirve a nosotros hoy? Entonces debemos concluir que Dios no ama a uno más que a otro, ni que tampoco hace la salvación más fácil para uno que para otro, ¿no os parece?

Te pregunto, ¿Dios te ama a ti, tanto como amó a Adán y a Eva? ¿Qué te parece? ¿Alguno puede pensar que Dios no ha amado a toda persona de igual manera, en toda época? -No, ¿verdad? Pues entonces, si Dios hizo muy fácil la prueba a Adán y a Eva en el huerto del Edén, es de lógica que la prueba que Dios nos pone hoy para nuestra salvación, ha de ser fácil también, ¿no os parece? Hermanos y amigos, el Señor ha hecho fácil el camino de la salvación para el que cree, y difícil el de la perdición. Es así en toda época y lugar, y para todo ser humano. Lo que me parece realmente difícil, es el comprender por qué algunos creen que no es así. Nunca debemos olvidar lo que nuestro Padre celestial ha hecho. Y os digo que no hay padre ni madre que dificulten a sus hijos el que triunfen en esta vida. Hemos llegado a tal punto, que hemos convertido las Buenas Nuevas en menos buenas de lo que son, las hemos terminado haciendo “malas nuevas”. Nuestros jóvenes en la iglesia están en desesperada necesidad de comprender lo buenas que son, lo grandes y maravillosas que son las Buenas Nuevas.

En varias ocasiones he tenido la oportunidad de trabajar con jóvenes. Doy semanas de oración, y siento constantemente el desafío de hacer que la Biblia sea para ellos un libro viviente. He visto ya a demasiados jóvenes mortalmente aburridos con lo que se les enseña. Eso es realmente triste, puesto que perdemos a muchos de ellos por esa razón.

Mateo 11:28-30:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”

Jesús no dijo: 'venid a mí, y os daré problemas'. No dijo: 'venid a mí, y veréis lo difícil que es ser salvo', sino que dijo: ‘lo que quiero es daros reposo, ya que mi yugo es fácil y mi carga es ligera’. Cuando estudio con los jóvenes, les digo: ‘Imaginad que estamos todos juntos estudiando la Biblia en un local de dos habitaciones. En una estamos nosotros estudiando, y en la otra, imaginad que está el personaje popular favorito de cada uno de vosotros’. Les insisto: ‘imaginad que en la otra habitación está esa súper estrella de la actualidad mundial, ya sea de música, deportes, etc’. Y sigo preguntándoles: ‘¿os resultaría difícil continuar estudiando la Biblia con el grupo de hermanos?’ La respuesta de ellos es que sí, que les resultaría dificilísimo no pasar a la otra habitación. Les supondría un horrible esfuerzo el continuar con el grupo de estudio de la Biblia, en lugar de ir a visitar a su ídolo. Entonces les explico que eso mismo, es decir, el hecho de no poder prácticamente resistir el deseo de ir a ver a nuestro personaje favorito, eso mismo es lo que sucede con el evangelio: no podemos resistir su atracción cuando lo hemos conocido verdaderamente. El evangelio tiene un poder tal, que es difícil resistirlo. Para la mayoría de los jóvenes, lo más difícil es creer eso. No se dan cuenta de la belleza y del poder que encierra el evangelio. Porque este maravilloso evangelio, de alguna manera, consciente o inconscientemente, les ha sido ocultado en su belleza incomparable.

El mundo los bombardea constantemente con la idea de que el evangelio es aburrido. Y nosotros, queriéndoles ayudar, no permitiendo que ideas como esas penetren en sus mentes, los motivamos y forzamos a que sean cada día mejores cristianos, contribuyendo así a inculcarles un doloroso y aburrido programa de obras.

No hace mucho tiempo oí a alguien decir: ‘¿Te gustaría caminar sobre el agua? Pues para caminar sobre el agua tienes que salir del bote’ También oí algo así: ‘Para ser buen cristiano tienes que hacer algo: tienes que estudiar la Biblia, tienes que orar, tienes que testificar, tienes que buscar una relación más estrecha con Cristo, etc’. Queridos hermanos, todo este tipo de consejos no hace sino fomentar la justicia que es por las “obras de la ley”. Y tanto los jóvenes como los adultos se sienten bajo un yugo opresivo de esclavitud, y no conocen el gozo de la salvación.

¿Habéis estado en alguna reunión de testimonios? Se suele preguntar: ‘¿Alguien quisiera dar testimonio del amor de Jesús por él, alabarlo por ese gran amor?’ ¿Qué sucede en este tipo de reuniones? Por lo general aparecen dos tipos de personas ante ese llamado: las que no dicen nada en absoluto, o las que no hay manera de hacer callar, puesto que todo lo que dicen es referente a ellos mismos, y no al amor de Jesús por ellos.

Cuando se ha experimentado la verdadera fe que viene por el evangelio, en una reunión de testimonios, así como en toda ocasión posible, es imposible permanecer en silencio, y cuando se habla es para hablar de Jesús y de su amor. Cuando sucede algo así todos querrían hablar al mismo tiempo.

Sinceramente me siento muy triste cuando pasan cosas de este tipo, pero ciertamente, más triste debe sentirse Jesús. Debe sentirse triste al ver que para la mayoría no hay gozo en dar testimonio público, puesto que la mayoría de veces, como hemos dicho, lo que más abunda es el silencio o el sentimentalismo televisivo enfermizo del “yo”.

Cuando entendamos el gozo del evangelio, será imposible quedarnos sentados en silencio y no hablar de Jesús solamente, porque comprenderemos lo difícil que es perderse, y lo fácil que ha hecho Jesús la salvación. E. White nos dice: “No deduzcamos, sin embargo, que el sendero ascendente es difícil y la ruta que desciende es fácil... El amor de Dios es tal que los desatentos y obstinados no pueden destruirse fácilmente...” (El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 117-118). Por lo general, y desgraciadamente, describimos a nuestros jóvenes el camino ascendente al cielo como algo verdaderamente difícil, y ellos lo perciben tan difícil, que viven la religión desprovista completamente de gozo, y eso les lleva a decirse: “comamos y bebamos, que mañana moriremos”. ¿No es eso triste? Os animo a dedicar vuestro mejor tiempo a predicar el evangelio a los jóvenes especialmente en vuestras congregaciones, de tal forma que ese evangelio tenga un poder de convicción tal, que haga a Jesús atractivo, que lo haga “todo él deseable”. Y hermanos, eso sólo pasará cuando presentemos a Jesús en su belleza, en todo su amor.


 


 

Ahora voy a tratar de responder algunas preguntas que me habéis formulado:



 

Pregunta: ¿Cómo podemos explicar el texto de Hebreos 9:8-12, en relación con 1844?

Respuesta: Creo que hace un año estuvo aquí el pastor J.W. Peters, y habló precisamente de eso. Si comprendo bien la pregunta, creo que tiene que ver con el hecho de si Jesús ascendió o no al lugar santísimo directamente, cuando subió al cielo. En caso de haber sucedido así, ¿qué importancia tendría 1844? Trataré de responder de la siguiente forma: Jesús se sentó a la diestra de Dios, y eso significa que se le dio la autoridad de Dios, y en cierto sentido, en 1844, tuvo ya lugar el comienzo de las bodas. Solemos pensar que las bodas tienen lugar cuando Jesús vuelve por segunda vez, pero según Daniel 7:26-27, Lucas 12:36 y Apocalipsis 19:6-9, la boda no puede tener lugar hasta que la esposa no haya sido reconciliada con el Esposo. Y esto no pudo tener lugar cuando Cristo ascendió al cielo, porque en ese caso Cristo hubiese venido ya. El hecho de que el pecado continúe, demuestra que la esposa no ha sido plenamente reconciliada con el Esposo. Así que la idea de que Jesús entró en el lugar santísimo después de su ascensión, es una negación implícita de la verdad bíblica de la reconciliación o expiación final.



 

Pregunta: ¿Qué relación tiene el mensaje de la reforma pro-salud y el mensaje del tercer ángel?

Respuesta: Nunca he deseado dar a entender que la reforma pro-salud no tenga que ver con el mensaje del tercer ángel. Pero quiero recalcar que la reforma pro-salud no es el mensaje del tercer ángel en su plenitud. La reforma pro-salud forma parte del mensaje del tercer ángel, pero no es la totalidad.

Hay dos extremos en los que podríamos caer: un extremo es que podemos ignorar el mensaje de la reforma pro-salud, y el otro extremo es que la reforma pro-salud sea algo tan prominente que lo convirtamos en el centro del mensaje del tercer ángel (cuando sólo Cristo debe serlo).

¿Por qué nos dio Dios el mensaje de la reforma pro-salud? Recordemos en primer lugar que el mensaje de la reforma pro-salud no debe ser algo egocéntrico; es decir, un mensaje enfocado hacia nuestros propios intereses de salud, en el sentido de una mera prolongación de la vida física. Demos un ejemplo también en esto: En Estados Unidos tenemos una organización o asociación que lucha por los derechos y la vida de los animales. ¿Conocéis organizaciones similares? Están en contra de maltratar a los animales.

Tenemos en Boston un restaurante vegetariano que está dirigido por miembros de mi iglesia local, y muchas personas van a comer allí, y preguntan a los empleados por qué son vegetarianos. Ellos responden: “para tener mejor salud, para que mi vida sea de mayor calidad, y para que nuestra mente permanezca clara y serena, de forma que podamos comprender mejor a Dios”. Estas respuestas son nobles y ciertas, pero para los que pertenecen a la organización de defensa de los animales y que no son cristianos, todo eso no significa mucho. Lo que les preocupa a ellos es únicamente los animales. Da la sensación que están más preocupados por los animales que por las personas, lo cual es una paradoja. Pero…

¿Sabéis cuál es la última palabra que figura en el libro de Jonás? Sí, la última palabra es: “animales”, refiriéndose probablemente a animales domésticos. Así que, ¿por qué salvó Dios a la ciudad de Nínive? Parece increíble, pero la Biblia nos dice que Dios salvó a Nínive, no solamente por los hombres y mujeres que la habitaban, sino también por amor a sus animales. Dios tuvo compasión. La tiene hoy. Ahora, no vayáis a pensar que voy a hacer de esto el punto principal de alguna nueva teología, pero el hecho está ahí. Así que podemos pensar que nuestro interés no solamente debe estar centrado en nosotros mismos, en cuanto a la reforma pro-salud, sino también por el respeto que tenemos hacia los seres creados por Dios, y por el amor que él tiene por ellos. E. White nos dice que hay un asunto moral implicado en sentir compasión hacia los animales, y desafortunadamente muy rara vez pensamos en esto (ver Prov. 12:10; Gén. 9:9 y 10; Sal. 36:6; Rom. 8:19-22; Apoc. 14:7; 11:18). Si alguien debe destacarse también en defensa de los animales, de forma razonable y no exagerada (de manera que los antepongamos a las personas), esos debiéramos de ser nosotros. Una de las formas para expresar el amor hacia los animales es... ¡no comérselos!

Por primera vez, pastores adventistas están dando conferencias en las mezquitas. Hace algunas semanas algunos dirigentes de la División Norteamericana de nuestra iglesia predicaron en alguna mezquita, y no tenía nada que ver con las tragedias del 11 de septiembre, sino con un diálogo cada vez mayor, en el que los musulmanes se están abriendo más y más a la Iglesia Adventista. ¿Sabéis por qué? ¿Sabéis cuál es el tema que les atrae de nosotros? El que, como ellos, no comamos cerdo y somos vegetarianos. Si hay un acercamiento con musulmanes, ¿por qué no también con estas personas ecologistas en favor de los animales? ¿Por qué no aprovechamos nuestro mensaje para acercarnos a ellas, y decirles que nosotros también amamos a esta creación, puesto que amamos a nuestro Creador? No practiquemos la reforma pro-salud únicamente por el bien que nos hace a nosotros, sino también por la creación, la cual pertenece a nuestro amoroso Creador.

La reforma pro-salud, pues, forma parte del mensaje del tercer ángel.



 

Pregunta: Si Jesús en su omnisciencia sabía de antemano que debía morir, ¿por qué lo hizo?

Respuesta: No estoy seguro de entender bien la pregunta, pero evidentemente, hay más de una razón para la muerte de Jesús. No solamente murió para salvar a la raza humana, sino también para revelar el amor de Dios al universo. Cristo aceptó el plan de Dios, de forma que pudiese glorificar plenamente a su Padre celestial. Y la Biblia nos dice que “no abrió su boca” (Isa. 53:7), que “como cordero fue llevado al matadero” (id.) A ese respecto, cuando Jesús fue arrestado, se sometió a la multitud enfurecida, a lo que era inevitable, porque deseaba demostrar al universo quién y cómo era su Padre. Eso forma parte de un proceso de humillación, de sometimiento, de rebajarse y hacerse dependiente, con las limitaciones de la raza humana. Esto nos da una profunda percepción de lo que sucede en el lugar santísimo, es decir, que todo un Dios independiente y soberano quiso hacerse voluntariamente dependiente de nosotros. Y en este orden de ideas pienso que Cristo quiso manifestar cuál era el carácter de su Padre.



 

Pregunta: ¿Cuáles son los problemas en la Iglesia Adventista, en relación con los movimientos separatistas?

Respuesta: Una vez más, he de esforzarme para averiguar cuál es la verdadera intención de la pregunta. Es una pregunta importante. En Estados Unidos hay una cantidad numerosa de grupos en la Iglesia Adventista, que creen que la iglesia se ha convertido en Babilonia, y muestran una actitud muy crítica hacia la Iglesia. Esos grupos han establecido sus propias iglesias. Algunos se reúnen en casas, e incluso hay un grupo que cree que tiene que volver a la iglesia de Filadelfia, debido a que Laodicea “se ha corrompido”. Una de sus expresiones favoritas es, “no he abandonado a la iglesia, sino que la iglesia me ha abandonado a mí”. ¿Habéis oído esto alguna vez? Pues esto es lo que muchos grupos en América están diciendo.

No es envidiable el puesto que ocupa hoy ningún dirigente o administrador en la Unión o en la División. Solamente la gracia de Dios puede mantener hoy a la Iglesia unida. Algunos dicen que la Iglesia no sigue al Espíritu de Profecía, y que las normas se han rebajado tanto, que -dicen- ésta no es la Iglesia en la cual yo me bauticé; luego añaden lo dicho anteriormente, afirman: “no es que yo haya dejado la iglesia, sino que la iglesia me ha dejado a mí”. Pero ¿en qué se equivocan al hacer esta afirmación?

Os explicaré una pequeña historia. Hace ya algunos años vino a mí una mujer perteneciente a uno de estos grupos disidentes. Asistió durante varias semanas a mi iglesia. No era adventista. Me dijo un día: “Hace años que yo asistía a la iglesia, pero muchos en la congregación eran extremadamente tibios. Entonces tuve que abandonar la iglesia para no volverme laodicense como ellos”. Me dije: esta joven está impregnada del pecado que es sobre todos los pecados: el de la justicia propia. En el momento en el que yo pienso que algún otro es un tibio laodicense, o que algún otro es fariseo (y yo no), estoy claramente infectado por el pecado de la justicia propia.

Olvidamos que cuando Moisés descendió de la montaña, y vio a los hijos de Israel implicados en aquellos terribles actos de desobediencia e incredulidad (recordáis la adoración al becerro de oro), al verlos así, después de haber estado implicado en una grandiosa obra de reforma, decidió volver al monte y prefirió dar su vida, no sólo la temporal, sino la eterna, por salvar el honor de Dios y al pueblo apóstata.

Toda persona que está tentada a la disidencia, es decir, a separarse de la iglesia, debiera recordar el ejemplo de Moisés.

¿Creéis que la Iglesia Adventista es la iglesia remanente? -Sí, ¿verdad? Os pregunto: ¿Seríais capaces de perder vuestra vida eterna por esta iglesia? Al responder, sed cuidadosos. No seáis como Pedro, que dijo: “Señor, mi vida pondré por ti”, porque la única respuesta sensata es decir: “Espero, Señor, que por tu gracia sea capaz de esto”, ya que no nos conocemos a nosotros mismos. No sabemos realmente qué se esconde dentro de cada corazón. Si creemos que esta iglesia es el pueblo remanente de Dios –y lo es–, Dios creará en vosotros el deseo de dar la vida por su iglesia, tal como hizo Jesús cuando murió la segunda muerte. Si amáis a Jesús, es imposible que no améis a su Esposa. No podéis amar a vuestro padre, sin amar también a vuestra madre, porque el marido y la mujer son uno. Lo sabíais, ¿verdad?

Estoy seguro de que el mismo problema con los grupos disidentes que hay en América, debe existir también en Europa, porque todos estamos hechos de la misma sustancia. Oremos pues para que estos hermanos puedan contemplar el evangelio en su maravillosa plenitud.

Quizá un problema sea que personas en diferentes puestos de responsabilidad en nuestra denominación, algunas veces consideran a los simpatizantes del mensaje de 1888 como disidentes, y los incluyen con los demás grupos. Intentan hacer creer que no hay diferencia, que somos todos lo mismo. Y algunas veces hemos de ser cuidadosos en no dar la impresión de que eso sea así. Esta es una de las razones por las cuales, cuando sufrimos la persecución, lo único que podemos hacer es sufrir en silencio. Recordad que Jesús fue como cordero llevado al matadero, y no abrió su boca. Es más importante vivir el evangelio con nuestras vidas, que intentar defenderlo con nuestras palabras. La evidencia tiene mucho más poder que la profesión, y cuando ambas cosas se contraponen, deshonramos a Dios. Que él nos de su gracia para vivir de forma que lo honremos.

Debemos sentir amor y compasión por esos grupos disidentes. A veces tenemos tendencia a sentirnos diferentes de ellos, y creamos una barrera por miedo a que se nos identifique con ellos. Me pregunto: ¿Es esa la forma correcta de actuar? ¿Qué habría hecho Jesús?

¿Recordáis la historia de David Coresh, en Waco, Texas? Cuando David Coresh se convirtió en noticia en el país, en la tragedia de Waco, me sentí chasqueado de que nuestra Iglesia hiciera tan grandes esfuerzos para dar a entender por todos los medios que no teníamos nada que ver con David Coresh. Creo que habría sido mejor que hubiéramos hecho todo lo posible de nuestra parte por intentar reconciliarnos con ese grupo y su dirigente, e invitarlos a volver a la Iglesia Adventista, puesto que salieron de allí. Sí. Creo que eso hubiera sido mejor que decir simplemente que no tenemos nada que ver con ellos.

A veces nos preocupa tanto la reputación de la iglesia, que olvidamos a los seres humanos. El hecho es que David Coresh era de alguna manera mi hermano, vuestro hermano también. De hecho, yo soy David Coresh, y cada ser humano lo es, si rechaza la gracia de Dios. Lo que le sucedió a él, es tanto mi culpa, como la culpa de los que le dispararon.

Si hay grupos disidentes, debiéramos preguntarnos sinceramente: ¿Por qué existen? Tiene que haber una razón. Y es importante que esto nos lleve a un auto-examen.

Cuando suceden cosas indeseables, haremos bien en ir al espejo a mirarnos y ver qué deberíamos hacer, cuál es nuestra responsabilidad, cuál es nuestra parte. Porque incluso aunque estemos en desacuerdo con estos grupos disidentes en su doctrina y conducta, debiéramos amarlos de la misma forma en que Cristo los ama. Estos grupos simplemente están respondiendo a la condición de la iglesia. ¿Acaso no somos tú y yo responsables de la condición actual de la iglesia?

Nosotros que profesamos amar el mensaje de 1888, ¿no somos acaso también responsables de la condición actual de la iglesia?, ¿o somos más justos que los demás, por el hecho de apreciar este mensaje? Espero que nadie piense de esta forma.



 

Pregunta: ¿Qué significa, “maldito todo el que es colgado de un madero” de Gál. 3:13 y Deut. 21:23?

Respuesta: Había en el Antiguo Testamento una costumbre, según la cuál todo aquel que era colgado de un árbol o madero, se lo consideraba como objeto principal de la maldición de Dios. Cuando Pablo emplea estos términos en la epístola a los Gálatas, se está refiriendo a esta creencia expresada en Deuteronomio.

Como sabéis, esta ley particular se instituyó con el deseo de parte de Dios de enseñar el evangelio. Cristo mismo estaría dispuesto a descender tan bajo, que sería hecho maldición de Dios. Es decir, se lo trataría como al más vil criminal, como al peor de todos los malhechores, como al que es rematadamente desobediente a Dios. Cuando se dice: “maldición de Dios es el colgado de un madero”, esto revela de una forma muy especial el carácter de Dios, porque Dios mismo llegaría a ser tan humilde que sería considerado “maldición”, y no hay mayor profundidad que esa; es imposible imaginar que alguien descienda más que eso a fin de salvarnos.

Cuando he presentado a Dios como “el que ruega, o el que suplica”, no cabe un mayor grado de humillación. El que lo tiene todo, que lo posee todo, ruega y suplica por nuestra salvación. ¿Qué más podía hacer para atraernos con lazos de amor, para ganar nuestros corazones y voluntades? Para mí, esto revela una asombrosa demostración del carácter de amor (ágape) de Dios.

Pensad en esto: Jesús no pudo descender más bajo, no había un nivel inferior al de “maldición de Dios”. La maldición es lo opuesto al lo que es Dios. Cuando veáis la profundidad a la que fue capaz de descender ese amor, nunca dudaréis de lo que Dios está dispuesto a hacer a fin de salvaros, porque él quiere que seáis salvos; no que os perdáis.

Muchos piensan hoy que cuando la Biblia dice que “el camino que lleva a la perdición es ancho, y que el camino al cielo es estrecho, y pocos son los que lo transitan” (Mat. 7:13 y 14), eso significa que Dios ha hecho difícil la salvación y fácil la perdición. Pero como probablemente sepáis ya, la única razón por la que el Señor dice que el camino es estrecho, es porque en el camino sólo cabemos nosotros: es demasiado estrecho para entrar en él con el maldito equipaje de la justicia propia: nos hemos de desprender de toda nuestra carga de pecado, puesto que cargados con ese equipaje es imposible transitar por él. En ese sentido, el camino es estrechísimo. No olvidéis: cabéis perfectamente vosotros solos, pero no cabéis con equipaje.

Y no olvidéis que vuestro Padre celestial está más ansioso de estar con vosotros, que vosotros de estar con él.



 

Pregunta: ¿Qué significa tener una conciencia pura, con pensamientos puros? ¿Cuál era la mente de Jesús?

Respuesta: Si deseáis tener la mente de Cristo, recordad en qué consiste (Fil. 2:5-8).

La mente de Cristo siempre tiene que ver con el servicio a los demás. Seguramente habéis oído a muchos decir algo parecido a esto: “Hay tanta maldad en el mundo, que me parece imposible mantenerme puro y vencer el pecado”. Entonces buscan la manera de alejarse y apartarse a vivir en el campo, porque allí les da la sensación de que podrán por fin mantenerse puros.

Tengo un compañero en el ministerio que hizo esto mismo. Se alejó tanto como pudo del mundo, para alejarse del pecado. Tomó a su familia y se fue a un lugar remoto y perdido. Impidió pues que sus hijos se mezclaran y tuvieran relación con otros niños. Aisló a su familia por completo. Y durante algún tiempo, tanto él como la esposa no llevaron a los niños a la iglesia, porque tampoco querían que la influencia de otros niños en la iglesia pudiera significar algo negativo para ellos.

¿Os podéis imaginar a un pastor, no llevando a los hijos a la iglesia para que no se contaminasen con las costumbres mundanas de los demás niños?

No pasó mucho tiempo cuando nos volvimos a encontrar, y me dijo: “he descubierto que el pecado está en todas partes”. Yo le dije: “¿Cómo siendo tú pastor, tardaste tanto en descubrir que el mundo está en todas partes?”

Hermanos, la pureza no tiene nada que ver con el aislamiento de la gente; Jesús no estaba aislado. La pureza tiene que ver con la separación y aislamiento del pecado, pero no del pecador, no de la gente. Y digo esto como ser humano preocupado por la salvación de las almas.

Hay una razón fundamental por la cual hay que vivir en el campo, y es la de desarrollar un carácter justo, para poder así ministrar en favor de las personas que viven en las ciudades. Una persona que tiene la mente pura, cuanto más pura sea su mente, más sentirá la responsabilidad por ganar almas para Jesús. Recordad: no solamente “abstenerse del mal” (1 Tes. 5:22), sino, “que no nos cansemos de hacer el bien” (2 Tes. 3:13). Tú y yo debemos estar allí donde está la gente. Jesús dividió su ministerio entre la soledad de la montaña y el bullicio de la multitud. Recordad también que la definición de pecado es “transgresión de la ley”, y seis de los diez mandamientos tienen que ver con nuestro prójimo.

Como dijo el pastor Wieland: “no os preocupéis por demostrar cuánto amáis a Dios; demostrad cómo amáis a las personas, y habréis demostrado ambas cosas”. El amor a Dios se demuestra amando al prójimo.

Juan 13:34:

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”

¿Nunca os habéis preguntado por qué en este nuevo mandamiento se omite el amor a Dios? ¿Realmente creéis que se omite? Leemos también en 1 Juan 4:20:

Si alguno dice: ‘Yo amo a Dios’, pero odia a su hermano, es mentiroso…”

No podemos pretender ser cristianos y amar a Dios, y no poder amar a algún hermano.

Recordemos también que la maldad, no es que esté en otros y nos contamine, no es que se nos adhiera, sino que está en nosotros y nos acecha desde adentro a cada uno. ¡No culpemos a los demás! “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre” (Mar. 7:21-23).

Y lo que nos purifica no es algo que viene de nuestro interior, sino que es exterior. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom. 5:5).

Cuanto más nos acerquemos a Jesús, cuanto mayor revelación veamos de su gloria, más reconoceremos nuestra impureza. Jamás pensaremos o diremos: “me estoy volviendo más y más puro”, porque Pablo casi al final del trayecto de su vida dijo lo que está escrito en 1ª de Timoteo 1:15: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Y tengamos en mente que el mensaje a Laodicea consiste en que “tú eres pobre, miserable, ciego y desnudo”, pero peor que eso: “tú dices, soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad. Y no sabes...” (Apoc. 3:17).

Así pues, al oír este mensaje de la justicia de Cristo, descubrimos nuestra gran necesidad de él y nos humillamos ante la presencia de Dios, sabiendo que nos revelará también más y más profundamente aquello que hay escondido en nuestro corazón, en contraste con el gran amor y justicia de Cristo.

En las horas finales habrá personas que serán como los discípulos que juraron no abandonar nunca a Jesús, sobre todo Pedro. Él dijo: “Maestro, mi vida pondré por ti”, pero no sabía realmente lo que escondía su corazón.



 

Pregunta: ¿Cuáles son “las obras de muerte, u obras muertas”, de Hebreos 9:14?

Respuesta: Hay una diferencia -en la comprensión de Pablo- entre las obras de la ley u obras de muerte, y las buenas obras u obras de la fe. Las obras de muerte o de la ley, son lo que conocemos hoy por legalismo. Las obras de la fe o buenas obras, son el resultado directo de una fe genuina. De hecho, son la esencia misma de la fe, la fe que obra por el amor (Gál. 5:6).


 

Estoy agradecido por todas vuestras preguntas. Que Dios os guarde y os bendiga.

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